Patria mía
Por: Johan Mendoza Torres
Arrójame a los pies de la infamia patria mía.
El Magdalena es una sola lágrima de todos los familiares que lloran a sus muertos.
Aquí en Colombia no cesa la lluvia, no cesa la muerte, no cesa la injusticia.
Un nubarrón de descarados llueve sobre las agonías de la gente a la vez que convence idiotas para que digan ¡está haciendo sol!
Arrójame a los pies la infamia patria mía.
Para verla a los ojos y quedar con la inefable sensación de sentirnos perpetuos impotentes.
Qué diablos es todo este mal sueño patria mía, en el que presidente y vicepresidenta están de fiesta con la mafia y una gran porción de la sociedad no le indigna, lo avala, lo calla…cretinos.
La estupidez no tiene honra, la barbarie es la civilización que nos ofrece el gobierno de las conciencias en coma.
¿Cómo pueden dormir por las noches sabiendo que han asesinado con sus palabras, promovido el asesinato con su gobierno y promovido el sufrimiento inefable de tantos y tantas personas en los campos colombianos?
Espejo de un Catatumbo que sufre la secuela del narcotráfico. Tiembla de tanta sangre. Huele a suelo ferroso… dos soldados conversan mientras sus cigarrillos mueren.
Reflejos del Arauca, el Chocó, Nariño, Caquetá, Guaviare y Cauca donde la guerra crece como el sol de la mañana mientras en la gran ciudad, los ilustres arribistas lamen los zapatos sabor a tierra difunta de los injustos.
Arrójame a los pies de la infamia patria mía,
Permíteme escuchar a algún escudero del régimen con cara de periodista, indignarse tan solo un poquito con el hedor pútrido de aquello que ignora con fiel propósito.
Arrójame a los pies de la infamia patria mía,
Para no ser el país de siempre, que carga siempre con su pensamiento triste de siempre y que siempre hiere mientras lo obligan siempre a ser el más feliz del mundo en medio lo triste que siempre se ve la vida en los cementerios.
Arrójame a los pies de la infamia patria mía,
Para ver qué sucede con nuestras luchas de antaño y permitir observar si se mueren o deciden resistirse ante la dorada y maciza injusticia
Arrójame a los pies de la infamia patria mía,
Para demostrar que aún no han muerto los sueños de la juventud, para arrancar del pecho todo lo que duele esta infamia de país que nos tocó.
Para demostrar que ser joven y no ser de izquierda es casi un crimen, que ser joven y ser de derecha es casi una ingenuidad, que ser viejo y ser derecha en un país tan injusto es vivir orgulloso del museo dedicado a la barbarie… que ser viejo y ser de izquierda en un país tan infame, es regadío y compostaje para mil generaciones dispuestas a luchar…
Arrójame a los pies de la infamia patria mía,
No quiero rumores del país que pudimos ser, quiero que se acabe la maldita infamia, pero quiero decírselo mirándola a los ojos patria mía, para morir decentemente, y no entregarme nunca a sus gobiernos
Arrójame a los pies de la infamia patria mía.
Le cantaré la tabla durante un ocaso llanero, durante una tarde caribe, durante un medio día de páramo, durante una mañana de cordillera selvática, durante una madrugada bogotana, durante un insomnio colombiano.
Arrójame a los pies de la infamia patria mía.